jueves, 13 de agosto de 2015

Mayo (kathleen Jamie)

De nuevo la floración salvaje
extingiéndose en el anochecer, los cerezos
espuma al pie de la colina
                            y un mirlo, diciéndonos 
lo que piensa de esto, diciéndonos
                            lo que piensa...
¿Cómo lo soportamos? Un incendiado cielo
el estuario con su pátina de oro, las nubes que pasan
grises como campesinos
                             movidos por una profecía,
                                               ¿Qué diremos
que no haya dicho el mirlo
una y otra vez? La noche llama: 
Al lado, las ventanas de la casa de cristal
se arrebolan y luego callan.

(extraído de La reparación -2012)

May

Again the wild blossom
powering down at dusk, the gean trees
a lather at the hillfoot
                             and a blackbird, telling us
what he thinks to it, telling us
                             what he thinks...
How can we bear it? A fire-streaked sky, a firth
decked in gold, the gry clouds passing
like peasent-folk
                             lured away by a prophecy.
                                                  What can we say
the blackbird`sfailed
to iterate already? Night calls:
the windows of next-door`s glass house
crimson, then go mute.

(The Overhaul - 2012)



lunes, 10 de agosto de 2015

De aquí y de allá



Hace tanto que no soy
Hija y soy en cambio Madre,
que me olvido de la altura
en la cúpula de aquel mundo
que leuda cuando me duermo
y suavemente ambarino
y en cierta forma amniótico,
se va si me despierto
como burbuja en el espacio
o diminuto glóbulo
en las venitas del ojo.

Aquí, lo que me rodea
es verde, amén que llueve
tanto que las plantas caen
vencidas por húmedo peso.
Yo, que soy búfala de agua,
gozo hasta de respirar
este aire denso, resoplo
con el hocico al cielo,
te empujo hacia arriba
burbuja de sueño y  bajo
la frente al suelo
y parpadeo.

domingo, 2 de agosto de 2015

Un poema de Kathleen Jamie

Kathleen Jamie (1962) es esocesa. Su escritura comprende poesía, ensayos y libros de viaje. Sorprende la sutileza y naturalidad que incorpora imágenes cotidianas en un curso lento y reflexivo.

Luna


Anoche, cuando la luna
navegaba como un óvalo
de luz por mi desván, sentí
que venía a compadecerse.

Era agosto. Viajaba
con una valijita de sombras
y unas pocas estrellas,
las primeras, de regreso al norte,

y parece que mi pieza
la desorientó. Se hizo
la interesada en los libros,
mientras los otros objetos

braceaban como en un estanque
con insospechada vida:
los collares destellaban en el joyero,
el escritorio lleno de papeles

y también los libros parecían
dispuestos a abrirse y confesar.
Segura de que la luna escondía
alguna rara intención,

esperé; un largo rato seguí
su frío brillo que iba
hacia un dibujo de flores
colgado de la pared y luego

se deslizaba hasta la madera
del piso a descansar.
Suficiente para mí. Luna  -dije-
Ambas tenemos cicatrices,

¿Acaso escondes tras de ti
las palabras simples del amor? Dilas.
No eres mi madre;
con ella, esperé hasta que murió.



Moon


Last night, when the moon
slipped into my attic-room
as an oblong of light,
I sensed she’d come to commiserate.

It was August. She travelled
with a small valise
of darkness, and the first few stars
returning to the northern sky,

and my room, it seemed,
had missed her. She pretended
an interest in the bookcase
while other objects

stirred, as in a rockpool,
with unexpected life:
strings of beads in their green bowl
gleamed,the paper-crowded desk;

the books, too, appeared inclined
to open and confess.
Being sure the moon
harboured some intention,

I waited; watched for an age
her cool glaze shift
first toward a flower sketch
pinned on the far wall

then glide to recline
along the pinewood floor
before I’d had enough. Moon,
I said, we’re both scarred now.

Are they quite beyond you,
the simple words of love? Say them.
You are not my mother;
with my mother, I waited unto death.