viernes, 27 de noviembre de 2015

Después del resultado de las elecciones presidenciales, dos buenos poemas de Daniel Durand, no para festejar precisamente


Caminando en el viento de Boedo


Todos los dìas al volver a casa
desde el trabajo gasto el dinero
que no tengo comprando libros inútiles.
todos los días vuelvo borracho
desde el centro. La historia recuerda
poco hombres que, así, hayan llegado
a los ochenta. Miro las membranas metálicas
de los techos destellar bajo la luna, escucho
los largos maullidos de los gatos reunidos
en terrazas. Grito bajo el viento del barrio,
ante la oscuridad y las horas que pasan,
y me pregunto por qué, los hombres,
solo pensamos en las cosas que nos atormentan.



Por Billinghurst


Atravieso Almagro en la noche clara,
desde Córdoba hacia Rivadavia,
en el apacible final de este invierno.
Es tarde. Sé que todavía sos hermosa
y que estarás despierta
adentro de alguno de estos edificios:
un remolino de fantasmas amarillos
se levanta en el brillo del empedrado.
Pongo la vista en el final de la calle,
lejos, veo el resplandor de Rivadavia. 

De Ruta de la inversión, 2007