martes, 29 de marzo de 2016

POEMAS DE PABLO SEGUÍ







Varios libros publicados tiene mi amigo: Los nombres de la amada  (Alción, 1999), Claves y armaduras (Foja Cero 2005), Naturaleza muerta (Ediciones Del Copista, 2011). También edita actualmente su Blog Crocante de seco y antes Por el jornal, El baketila, La lección de piano, todos nutridos de su propia poesía. Además, Anotaciones- Tamarit (prosa) y Traduciendo franchutes (traducciones del francés…como su nombre lo indica).

De los dos primeros blogs mencionados he seleccionado poemas del 2016, sin pedir permiso.




LLueve





Ahora llueve, como
en tantos otros versos
que se han escrito. Ahora
que soy mero cadáver,
incluso menos, siguen
girando las estrellas
y vos te preguntás
por mi rostro, y no hay nada
que nos acerque tanto
en la noche común. 





Para variar



Libros sobre la mesa,
apilados: tu vida
se reduce a esos versos
que rígido leés,
recalcitrante autómata
de una recitación
que ya no te estremece,
desde que abrís los ojos
hasta que te dormís
y te absuelve la nada:
ocioso, obsesionado,
débil, escurridizo. 





Con las mejores intenciones



"¡Todo era amor... amor!"
(Oliverio Girondo) 





Dos mundos colindantes,
que te decía: en eso
nos hemos convertido.
Ya no sale saber
qué siente el otro tal
como se muestra: tristes,
envilecidos. Caiga
sobre nosotros una
niebla azul, construyamos
una clemente sombra
que cubra este dolor. 







Canción sin palabras



a Cecilia 



Tu corazón, dolido
y vacilante, ayer,
cantaba sobre espectros
recurrentes, oscuros.
(Aún no encuentro cómo 
acompañarlo). Canta
siempre tu corazón
--solito, desgarrado--,
por momentos olvida. 
Yo lo escucho. Cantá

domingo, 20 de marzo de 2016

Diario de una calavera a la intemperie

La versión de Alberto Silva y Masaretu Ito de los diarios de viaje de Bashô (Fondo de Cultura Económica, Bs. As., 2015),  tiene momentos como estos:

"Otro dìa vagaba solo, hasta que llegué a lo más recóndito de Yoshino. Sus montañas son muy profundas. Ese día se veían nubes blancas, amontonadas en las cubres. El valle estaba lleno de una lluvia brumosa. Apenas conseguía divisar algunas cabañas de leñadores, diminutas, dispersas. Sonidos de hacha en la ladera oeste replicaban su eco por la cuesta este. Las campanas de los templos resonaban con fuerza en el fondo de mi corazón (... ) Esa noche descansé en la hospedería de un templo:

Lavanderas que baten los paños
déjame oírlas,
esposa del templo

(...) Cansado de dormir con almohada de hierbas, en plena penumbra me fui a la playa. Era antes del alba:

Amanece
un pez blanco
una pulgada de blancura

(...) En Minakuchi encontré a un amigo al que no veía desde hacía veinte años:

Entre nuestras
dos vidas han vivido
estas flores de cerezo"

domingo, 13 de marzo de 2016

Fragmentos de una serie...



VIII

Debe ser que hace mucho le extirparon
el cuerpo y le implantaron sobre todo
pajaritos en el jardín y ritmos
eléctricos de hoja amarrada tanto
a su vara como al viento y así
sueña con insondables lombrices
bajo una tierra, que de tener pies
sería una tierra usual y cercana.


domingo, 6 de marzo de 2016

Tres poemas de Daniel Vera


Daniel Vera (Córdoba, 1947) además de poeta, es maratonista y se ha desempeñado como docente de Lógica y de Filosofía del Lenguaje en la UNC hasta su reciente jubilación. Ha publicado varios libros de poemas, entre los que se destacan Fundamento hsin (Dianus, 1987), Formas de la oración (Alción, 1991) y Àngel en llamas (Alción, 2012), de donde se extraen los poemas a continuación. Es también autor de ensayos. Su último libro en este género es Meditatio mortis (Alción, 2014). Tiene dos blogs: "Tortugas y lentejas", que reúne su pasión por las carreras de larga distancia y su pasión por la lectura y la escritura. "Chuzas y lechuzas" es más exclusivamente estético: literatura y artes plásticas, reseñas, pero sobre todo la cálida amistad.


Salmo para Agripina

Hágase la salud. Huya la fiebre.
Obedezca el dolor a las palabras
Y retire sus garras de tu cuerpo.
Venga el aire a tu sangre plenamente.
En el nombre del verbo solicito
Que las huellas del frío se deshagan
Como un copo de nieve sobre el fuego.
Hágase la salud. Huya la fiebre.
Y te habiten demonios favorables.


Paisaje doméstico

Sol en el este. Sombra en el oeste.
Es la luz del hogar en la mañana.
Por la tarde, la dirección inversa.
La noche llega igual de todas partes
Y recibe la luz desde ese centro
De fuego transparente que es mi hogar.
Es una luz voraz, devora sombras:
no respeta ninguna certidumbre.
(Salvo la inexpugnable certidumbre,
La augusta certidumbre de la duda.)


El buen salvaje

Las culpas adquiridas, los oficios,
El arrepentimiento tumultuoso,
Nos separan sin pausas de la vida.
Dominio de la selva, de nosotros,
De las vastas pulsiones de la sangre
Y entrega de los sueños al vacío.
Somos los vencedores del salvaje
Somos los salvajes derrotados.
Los llamamos salvajes porque aspiran
El aire de la luna y de los crímenes
Con un filtro de viva fantasía
Que no deja pasar pena ni muerte.